jueves, 12 de marzo de 2015

LA GANADERÍA, AMENAZA EL MEDIO AMBIENTE


Según la Organización de las Naciones Unidas para la Agricultura y la Alimentación (FAO), el sector ganadero genera más gases de efecto invernadero: un 18% más de CO2 que el sector del transporte. Es una de las principales causas del calentamiento del planeta, la degradación de las tierras, la contaminación atmosférica y del agua, y la pérdida de biodiversidad 
El resultado es que el sector ganadero es responsable de:

  • El 9% del CO2 procedente de las actividades humanas.
  • El 65% del oxido nitroso de origen humano, que tiene 296 veces más Potencial de Calentamiento Global que el CO2, procedente del estiércol. 
  • El 37% de todo el metano producido por la actividad humana (23 veces más perjudicial que el CO2), que se origina en su mayor parte en el sistema digestivo de los rumiantes.
  • El 64% del amoniaco, que contribuye de forma significativa a la lluvia ácida.





Según la FAO la ganadería utiliza hoy en día el 30% de la superficie terrestre del planeta, que en su mayor parte son pastizales, pero que ocupa también un 33% de toda la superficie cultivable, destinada a producir forraje. 


La tala de bosques para crear pastos es una de las principales causas de la deforestación, en especial en Latinoamérica, donde el 70% de los bosques que han desaparecido en el Amazonas se han destinado a pastizales. Cerca del 70% de las tierras de pastoreo en las zonas áridas están degradadas, a causa del exceso de pastoreo, la compactación de la tierra y la erosión causada por el ganado, y lo mismo sucede con 20% de los pastizales de rebaños.

 La ganadería esta entre los sectores más perjudiciales para los cada día más escasos recursos hídricos, contribuyendo entre otros aspectos a la contaminación del agua y la destrucción de los arrecifes de coral. El ganado contribuye 10 veces más a la
contaminación del agua en comparación con la contaminación del hombre y 3 veces más que la contaminación de la industria del aceite, carbón, acero y manufacturas combinada.            

El sobrepastoreo afecta al ciclo del agua, e impide que se renueven los recursos hídricos tanto de superficie como subterráneos. Los principales agentes contaminantes son los desechos animales, los antibióticos y las hormonas, los productos químicos utilizados para teñir las pieles, los fertilizantes y pesticidas que se usan para fumigar los cultivos forrajeros.




El número de animales producidos para consumo humano también representa un peligro para la biodiversidad de la Tierra. El ganado constituye un 20% del total de la biomasa animal terrestre, y la superficie que ocupa hoy en día, antes era hábitat de especies silvestres. En 306 de las 825 ecorregiones clasificadas por el Fondo Mundial para la Naturaleza, el ganado se considera actualmente una "amenaza", a la vez que 23 de las 35 "zonas mundiales de gran concentración de la biodiversidad" de la lista de Conservation International -caracterizadas por una grave pérdida de hábitats- resienten los efectos de la producción ganadera.


Si  hay algo que sin duda podemos hacer para frenar los daños que causa la producción de animales como comida al medio ambiente: disminuir nuestro consumo de carne o hacernos vegetarianos, según el Instituto Internacional del Agua de Estocolmo (SIWI)  la mayor parte de los habitantes del planeta podrían  volverse vegetarianos en el año 2050. En los próximos 40 años la población se incrementará en otros 2.000 millones que se sumarán a los actuales 7.000. La tierra cultivable disponible para alimentar a 9.000 millones de personas no será suficiente y, por lo tanto, su extensión deberá aumentar.        En otras palabras para 2050 el 60% de la población sufrirá escasez de agua para riego, en consecuencia, a fin de ahorrar agua, la humanidad se verá obligada a reducir su consumo de carne varias veces.                                                                                                        De las 3000 calorías diarias que consume por término medio un ser humano, el 20% procede actualmente productos animales. Según las recomendaciones del SIWI, esta cifra debería reducirse hasta un 5%, lo que permitiría disminuir el déficit de agua en más de un 35%. Y si cada individuo consumiera 2200 calorías diarias en vez de 3000, el consumo de este líquido vital disminuiría entre tres y cinco veces más. "Está claro que necesitamos una nueva receta para alimentar al mundo en el futuro", concluye Anders Jagerskog, 

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